Los cambios generados en la sociedad, motivados por fenómenos como la globalización y complementados, a su vez, por la aparición de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), matizan una realidad compleja que amerita abordarse con una visión holística. Las transformaciones que deberán producirse para lograr el progreso y desarrollo de nuestra sociedad se fundamentan en el recurso organizacional más importante en la actualidad: El conocimiento.
Desde hace algunos años, se ha enfatizado en el hecho de que para competir con efectividad las organizaciones tienen que aprender a generar, identificar, evaluar, compartir y administrar sus conocimientos más valiosos. La gestión del conocimiento (GC) ha devenido en técnica gerencial que se ocupa, no solamente de ello, sino además de la acumulación, procesamiento, almacenamiento, producción, difusión de conocimientos y la generación de efectivas estrategias corporativas funcionales y de negocio en la organización.
Las empresas modernas muestran un creciente interés por la GC , interés que ha ido de la mano con la nueva visión de las empresas como organizaciones capaces de generar ventajas competitivas a partir del conocimiento, el capital intelectual y de los activos intangibles en general. En este sentido, ha cobrado relevancia el hecho de que las organizaciones no pueden crear conocimiento sin los individuos, el conocimiento se origina y acumula en las personas, y por tanto, estas se convierten en el principal activo dentro de la empresa y es allí donde se centra el máximo potencial para lograr que la organización desarrolle con éxito los procesos objeto de su actividad. Por tanto, el desarrollo de estrategias que faciliten un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y sus capacidades ha conllevado a la integración de la GC con la política de recursos humanos de toda organización, política que debe orientarse a crear y almacenar conocimiento, así como a su posterior distribución y uso.
Desde el punto de vista organizacional, el conocimiento es la base generadora de ventajas competitivas y el impulsor de la economía posindustrial. La necesidad de generar nuevas ideas, de forma rápida, dinámica, ha facilitado que el valor de la información y del conocimiento cotice al alza. La revolución de algunos sectores directamente relacionados como las telecomunicaciones, Internet, la informática en general, la formación y educación, dan prueba de ello.
La selección adecuada de una plataforma tecnológica ha permitido realizar procesos de comunicación del conocimiento a escala global y ha posibilitado que especialistas e investigadores con diversos niveles de experiencia pongan al día su saber, orientados a la práctica y al diálogo.
En los últimos años, en forma paralela a la consolidación de un nuevo paradigma intensivo en información y conocimiento, se ha incrementado la discusión sobre la superioridad competitiva de los grupos interrelacionados sobre aquellos que actúan de forma individual.
En este contexto, en los años noventa, se profundizaron las discusiones sobre las redes de conocimiento como un medio mediante el cual se realizan las interrelaciones mencionadas con anterioridad.
En esta sociedad globalizada, las redes de conocimiento constituyen la máxima expresión del hombre como productor de conocimientos y su necesidad de intercambiar, compartir y transferir lo que aprende y lo que crea (conocimiento), a partir de la interacción por medio de una plataforma tecnológica. Un ejemplo de ellas lo encontramos en la Red de Educadores Tebas.
Desde el surgimiento de las redes de conocimiento, se ha potenciado el intercambio de información/conocimiento, su producción, almacenamiento, distribución, transferencia, acceso y análisis de los conocimientos, producidos por el hombre de manera sistemática (en la investigación) o por un interés personal o grupal de compartir datos de cualquier índole y por cualquier medio, generalmente electrónicos, con el objetivo de desarrollar sus capacidades de creación, entendimiento, poder, estudio y transformación de la realidad que lo rodea.
Por un lado, las redes de conocimiento plantean una relación humana de unión intergrupal u organizacional en la búsqueda de objetivos comunes mediatizados por el intercambio de información y el desarrollo de procesos de conocimiento, y por otro, estas redes tienden a agruparse con otras redes en comunidades, fuera del contexto donde se inician y se multiplican a medida que esta relación avanza en el tiempo y se mejora su interconexión tecnológica.
Por su parte, las comunidades se forman alrededor de miembros que han invertido muchos años en el desarrollo de temas en los que están sumamente interesados. Las comunidades no son sólo acontecimientos de interés común, sino que se enfocan a los aspectos prácticos de un tema, los problemas cotidianos, las nuevas herramientas, los desarrollos de campo, las cosas que funcionan o no. Las personas participan en ellas porque obtienen un valor añadido.
La visión de este tipo de red, es como se mencionó anteriormente crear espacios de interrelación y conocimientos entre expertos, investigadores y empresas especializadas en diversas áreas temáticas. Y para ello, posibilitan una comunicación fluida y confidencial entre sus componentes con la consiguiente suma de valor que se produce en este tipo de interrelaciones.